lunes, 16 de septiembre de 2013

Escocia - Donde nace el viento (Parte 1)

By Seba

Mayo 2009

Volar en RyanAir es toda una experiencia, teniendo en cuenta que es la reina de las aerolíneas low cost. El servicio es el mínimo indispensable (han considerado volar sin copilotos) y la decoración de los aviones es una mezcla de minimalismo y mal gusto. Al aterrizar el avión suena una trompeta, anunciando que el vuelo llegó en horario. Así que llegué a Edinburgo entre trompetazos, ya entrada la noche.
Ya con mi valija en mano, empecé a seguir los carteles hasta que sin darme cuenta llegué a la calle! WTF? Nadie me pidió pasaporte ni nada? No completé ningún papel? Volví sobre mis pasos, metiéndome de nuevo en el aeropuerto, y pregunté a una persona de seguridad, que me mandó para la calle otra vez. Al parecer, a nadie le importaba quién ingresaba al país…
Me tomé un micro con muchos lugares para poner valijas en dirección a la estación Waverley en el centro, y bajé cuando bajaron todos. Entre el cansancio por haber viajado todo el día, la oscuridad y el viento estaba medio desorientado… sabía que tenía que ir para el lado de Old Town, pero no sabía si tenía que ir a la izquierda o a la derecha: levantar la cabeza y ver el majestuoso Edinburgh Castle iluminado en las alturas me dio la pauta que tenía que ir para ese lado.
Mi hostel (High Street Hostel) estaba en la calle Blackfriars a metros de la Royal Mile, la histórica calle principal de la vieja Edimburgo, que une el Castillo con el Palacio de Holyrood House. Una vez que me registré me compré un fish&chips por ahí, y a descansar!

La mañana siguiente me encontró bien temprano, a las 8 am, camino al Castillo (previo paso por Starburks, donde me compré un mega capuccino y un muffin gigante). La Royal Mile estaba casi desierta y el día estaba extrañamente despejado, aunque fresco, así que se podían disfrutar las cosas increíbles que tiene Edimburgo, con siglos de historia a cada paso, en cada edificio, cada iglesia, cada calle, cada pasadizo.

Royal Mile

De repente me encontré casi sólo en la explanada de ingreso al castillo, frente a las puertas flanqueadas por sendas estatuas de William Wallace y Robert Bruce, que serían como el San Martín y el Belgrano de los escoceses (aunque Braveheart –Corazón Valiente- es por lejos mejor película que las recientes versiones sobre los héroes argentinos).

Ingreso al Edinburgh Castle

Dediqué la mañana del 6 de mayo a recorrer todo el predio del castillo, con construcciones de distintos siglos (capillas y aposentos reales hasta calabozos). El lugar de asentamiento del castillo estuvo ocupado desde casi siempre por fortificaciones, por su posición elevada que permite la vista al mar, o su posición estratégica en las Lowlands escocesas.  Hoy es un atractivo turístico mayúsculo, y es donde se guardan las joyas de la corona escocesa, y la Piedra del Destino. No voy a extenderme en el relato, pero les aseguro que conocer la historia de estos elementos es conocer la historia de innumerables disputas entre escoceses e ingleses, que datan de antes de la época de Wallace (fines del siglo XIII) hasta nuestros días, en los que el pueblo escocés sigue dando pasos en busca de una total autonomía (se viene el plebiscito en 2014… veremos…).

Interiores del Edinburgh Castle

Al mediodía me hice una escapada al Museo de Historia de Escocia, que tiene piezas de la Edad Antigua pertenecientes a los primeros picts y scots que habitaron estas tierras y mucho material alusivo a la Revolución Industrial.
La tarde de ese día la pasé en un free walking tour que fue muy recomendable. Tuve que hacer grandes esfuerzos para entender el fuerte acento escocés del guía, pero creo que no me perdí casi nada. Recorrimos calles y callejones de Old Town, la Royal Mile y los alrededores del Castillo. Visitamos el cementerio de Bobby Blackfriars, el café donde JK Rowling se inspiró para crear a Harry Potter y la zona del antiguo mercado Grassmarket. La ciudad está llena de historias y mitos, algunos muy divertidos y otros muy oscuros: En Edimburgo conviven la modernidad de la ciudad nueva con la historia de la vieja, y el espíritu de grandes escritores y pensadores como Walter Scott, Robert Louis Stevenson y Adam Smith, con los fantasmas de asesinos y asesinados, víctimas de las plagas y víctimas de la hoguera.
Las nubes, el viento y la llovizna se encargaron de recordarnos que estábamos en Escocia, pero cuando finalizamos el recorrido en Princess Street Gardens, abajo del Castillo ya en la ciudad nueva, el día nos regaló unos últimos rayos de sol para entibiarnos.

El 7 de mayo volví a levantarme temprano, y enfilé la Royal Mile pero en sentido inverso al que había tomado el día anterior. Al acercarse al Palacio de Holyrood, se observa el modernísimo edificio del Parlamento escocés, que marca un claro contraste con la arquitectura medieval de Old Town y georgiana de New Town. Ahí empieza el “trekking” al Arthur´s Seat, un promontorio de origen volcánico que mira a la ciudad. Desde la altura, si uno no se vuela, se tienen excelente vistas de todo Edimburgo, con el Castillo como imagen destacada.
El viento me hechó del lugar, así que me dí la vuelta por Calton Hill y por los comercios de la ciudad nueva, para terminar en Princess Street Gardens al mediodía, y sacarme la foto de rigor con la remera de Racing y el castillo de fondo.

Edinburgh desde Carlton Hill

La tarde se volvió más fría y ventosa aún, así que deambulé por Cowgate y otras calles aledañas a la Royal Mile. Cuando ya caía la noche me sumé a otro walking tour, que en esta ocasión era pago (8 libras creo…). Esta caminata recorría lugares oscuros e historias sórdidas, desde los callejones más desolados donde habían vivido hacinadas miles de personas afectadas por la plaga, hasta las tumbas profanadas del cementerio de Calton Hill (donde está el mausoleo del filósofo David Hume). Arrancamos cerca de las 20 horas con la luna llena, pero en menos de una hora se nubló todo, bajó la temperatura y empezó a llover –con granizo incluido–. Lo que empezó como un juego inocente terminó dando mucho miedo! A punto tal que hubo varios que abandonaron el tour por la mitad! La noche terminó en un pub, tomando la pinta de cerveza que estaba incluida en el tour, sin muertos ni apariciones de fantasmas.

El 8 de Mayo tocaba salir hacia Stirling. La terminal de micros de New Town era simple y prolija, no me costó encontrar el micro. Con puntualidad británica, unos segundos después de  las once estábamos saliendo, y poco después del mediodía llegamos a Stirling. Willy Wallace hostel estaba a unos 200 metros de la terminal de micros y la estación de trenes, en la calle principal de un tranquilo pueblo, que fue escenario de una de las batallas más importantes de la independencia escocesa.

Calles de Stirling

Para los que vieron Corazón Valiente, Stirling es la primera batalla de la película: con un ejército menos numeroso, los arriesgados escoceses liderados por William Wallace doblegaron a la caballería inglesa del rey Eduardo II. Los detalles de la batalla y la táctica utilizada en la realidad son muy distintas a las que muestra la película, al punto tal que la misma omite cualquier mención al famoso puente de Stirling, que fue clave en el desarrollo del combate. A unos metros del campo de batalla, cruzando el serpenteante río  Forth, se alza el Monumento Nacional William Wallace en honor al gran héroe escocés. Hacia ese lugar caminé por la tarde, luego de haber visitado el castillo de la ciudad (con muchas similitudes a Edinburgh Castle pero a menor escala).

Stirling Castle

El Monumento a Wallace está rodeado de un frondoso bosque, y consta de una gran torre con miradores, a la que se accede a través de una larga escalera en espiral con diferentes exposiciones y explicaciones acerca de la vida del homenajeado. Desde lo alto se observa el campo de batalla entre los meandros del río, con el castillo y la actual ciudad de fondo, y las montañas de las Trossachs hacia el este.

Wallace National Monument


La ciudad de Stirling es realmente pequeña pero con rincones pintorescos, puede recorrerse a pie en una tarde. Es recomendable el camino que rodea la muralla de la ciudad y llega al castillo (Back Walk), una agradable recorrida que atraviesa jardines, la iglesia de Holy Rude, muchas casas antiguas y el apacible cementerio aledaño al castillo.
Ya de noche en el hostel me enteré que al día siguiente se jugaba el clásico Celtic- Rangers en Glasgow... así que me fuí para allá.

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