jueves, 28 de noviembre de 2013

Buzios - Recorriendo sus playas

By Sole

El precioso día de sol que habíamos tenido concluyó en una noche de tormenta con bastante viento que nos dificultó un poco el sueño...

El día siguiente amaneció nublado y con garua.

Aprovechamos la mañana para leer un poco y chequear mails, mientras esperábamos que dejase de lloviznar. Como no notamos ningún cambio, no cesó ni se transformó en una lluvia torrencial, salimos igual! 

El recorrido del día incluyó:

Praia do Forno: justamente debe su nombre a la temperatura de la arena, que en los días soleados, por el alto contenido de hierro, se calienta mucho. Digamos que es todo lo opuesto a lo que ocurre en Arraial do Cabo. En si la playa, de una extensión intermedia, está en una pequeña bahía, lo que hace que sus aguas no sean tan agitadas a pesar de estar en la zona sur de la península. Cuando llegamos apenas había 2 personas, pero tan mal ubicadas que siempre quedaban en el medio de nuestras fotos!!! Así que nos sentamos en una piedra, bajo la fina garúa, a comer una barrita  y a esperar que la gente se fuera.




Praia Foca: es una playa sumamente pequeña, separada en 2 partes por grandes formaciones rocosas. De un lado el mar queda encajonado entre dos grandes estructuras de piedra, lo que genera grandes olas con mucha espuma. Nos resultó muy pintoresca, pero no un lugar apto para ir a pasar un día de playa. Mientras caminábamos nos llamó la arena, estaba llena de conchillas y piedritas, algo que no habíamos visto en las otras playas. Es increible, como cada praia tiene características tan distintas en cuanto a arena y mar, habiendo tan poca distancia entra ellas.




Praia Brava: habiéndola visto previamente desde el mirador, está vez la visitamos! Como podrá imaginar por alguna razón lleva ese nombre... sus aguas son super movidas! Es uno de los lugres ideales para practicar surf en Buzios.


Almuerzo en Sukão. Este es un pequeño local que se especializa en jugos y sandwichs. Recomendable para una comida rápida! Dejó de llover y unos tímidos rayos de sol nos acompañaron.

Tarde de mate en João Fernandes. Nos sentamos en la playa que estaba casi desierta; el ser viviente más cercano debía estar a más de 50 metros. Tampoco había vendedores ni estaban armadas las mesas con sillas. Lo que si abundaban eran las gaviotas. Revoloteaban sobre el mar, y cada tanto se tiraban en picada haciendo un “clavado” al agua, seguramente en búsqueda de alguna presa que habían divisado desde la altura.

Termo racinguista recorriendo el mundo!

João Fernandinho: hicimos una rápida pasada por esta minúscula playa, donde estaba montado un bote-bar en la arena que vendía tragos. En ese momento había un par de personas sentadas en la arena y un pequeño grupo de borrachines en un bote cerca de la orilla, que se reían y se tiraban al agua haciendo morisquetas. Una imagen bastante bizarra.

Cena en "O Barco". Habíamos pasada todas las noches frente a este local. Si bien habíamos leído buenas críticas en tripadvisor, de aspecto no prometía mucho, lo que hizo que recién en nuestra ante-última noche lo visitáramos. Hay veces que no hay que dejarse llevar por la primera impresión! Quedamos muy conformes con la atención, la calidad de la comida y el precio! 

Esa noche había mucha menos gente que la anterior, pero aún se seguía escuchando más portugués que castellano por las calles.

El día siguiente amaneció nublado, pero sin lluvia. Seguimos con nuestro recorrido de playas!


Praia Geriba. Como quedaba a cierta distancia de la hostería tomamos la famosa combi de R$2, hasta el desvío que conduce a la entrada principal de la playa. Es muy fácil llegar sin perderse! Resultó muy diferente a todo lo que habíamos visitado hasta el momento. De amplias dimensiones, tanto en largo como en ancho, parecido a las playas de la costa atlántica a las que estamos acostumbrados en Argentina. Ubicada en la cara sur de la península, el agua era bastante movida con olas, que eran aprovechadas por varios surfistas. Si uno no es muy ducho en el asunto, puede tomar clases de surf en alguna de las escuelas que hay en la misma playa. Nos quitamos las ojotas y caminamos un rato por la orilla, primero hacia el oeste llegando al extremo, donde dimos media vuelta, y seguimos el otro extremo. Según lo que leímos en una mini-guía de Lonely planet, esta es la playa “top” donde va la gente más linda y con más onda. No era nuestra playa!!! Jaja.






Praia Ferradurinha: saliendo de Geriba, hay una calle angosta que discurre entre un muro, algunas casas y negocios, que conduce a ella. A medida que nos fuimos aproximando a la playa, el camino se fue estrechando con algunas casas más humildes, dudamos si estabamos bien orientados… respiramos aliviados cuando unos pasos más adelante giramos a la derecha y desembocamos en una playita. Era pequeña, delimitada por rocas que formaban una bahía y hacían que el agua no tuviese tantas olas y conformara una especie de pileta. Estaban acomodando las mesas y sillas en la arena, que nos ofrecieron cuando pasamos caminando. Rechazamos la oferta y nos sentamos con nuestra lona en el escaso lugar que no había sido invadido.



Caminata entre Geribá y la avenida pavimentada. Terminamos dando miles de vueltas como si estuviésemos en un laberinto. Me llamó la atención los paredones, los alambres de púa y rejas de algunas casas y las cámaras de seguridad. Siempre te venden Buzios como un lugar muy tranquilo donde el tema de la inseguridad está bajo control, y si es así, por qué había tantas medidas de seguridad en ese lugar??? Luego de que un par de perros que estaban apostados en la puerta de una Pousada, supongo que espantando clientes, nos hicieran frente y nos ladraran, llegamos a la avenida principal, por lo menos yo con algo de taquicardia producto de la adrenalina. Parece que los perros callejeros de Buzios son amigables, pero los que tienen dueño, definitivamente no!!!!

Praia Manguinhos: del otro lado de la calle pavimentada desembocabos en esta "playa" ubicada junto al polo gastronómico, donde están los restaurantes más caros del lugar. Fea, larga, angosta, con muchas algas, y embarcaciones ancladas, no se prestaba ni para sentarse en la arena. Por sus características se parecía a Praia dos Ossos, pero mucho menos pintoresca. Un tanto decepcionados, regresamos en la combi.

Tarde de playa! Hicimos la primera parada en Azeda, ya que Azedinha estaba llena. Ese día el bar estaba funcionando y no bien pusimos un pie en la arena, su representante nos abordó para ofrecernos una mesa y algo para tomar. Rechazamos la oferta del grandulón que tenía un tatuaje de River Plate en el antebrazo, y nos ubicamos en un espacio libre guardando cierta distancia de la gente. Cada tanto salía algún rayo de sol, pero la mayor parte del tiempo estuvo nublado, el día no terminaba de mejorar.Cuando vimos que varias personas se habían ido de Azedinha, nos mudamos hacia ahí. Quería darme el último chapuzón de las mini-vacaciones y me gustaba más la piletita que se formaba en esa playa. Mi baño no duró más de 5 minutos y rápidamente regresé a la lona. Brrrr, qué frío!!!!! Seba estuvo un rato nadando con el equipo de snorkel, buscando los pececillos. En los alrededores de las piedras que separaban Azeda de Azedinha, consiguió ver unos pequeños peces rayados blancos y negros, y amarillos y negros, y algunos erizos de mar. Nada del otro mundo según su opinión.

Praia Azeda

Y finalmente llegamos al último día. Otra vez nublado!!! A las 13:00 hs pasaba a buscarnos el transfer para ir al aeropuerto de Rio.

Fuimos por última vez a João Fernandes donde parados desde una de las piedras del extremo de la playa, mirando detenidamente hacia el agua pudimos ver un cangrejito negro, algunos erizos de mar y varios pececitos rayados blancos y negros. Satisfechos con el avistaje, regresamos a Praia dos Ossos haciendo una última visita a la capilla de Santa Ana, fundada en 1740, y a la estatua de Brigitte.




A las 13:10 llegó el transfer para ir a Rio. Dimos vueltas durante un rato por Buzios recolectando gente. El micro subió y bajó pendientes tan pronunciadas, que en algunos momentos pensé que terminábamos flotando en el mar.
El viaje hacia Rio fue largo, sobre todo por una eterna parada en la estación de servicio- terminal, la misma en la que habíamos parado a la ida.

Llegamos a Rio en la peor hora. La autopista hacia el aeropuerto estaba super atascada!!! Nos llamó la atención los vendedores ambulantes que vendían snacks y gaseosas en plena autopista!!! A pesar de esto llegamos con tiempo más que suficientes para hacer el check in con una ineficiencias jamás vista, y esperar largas horas al avión que salió con retraso; un clásico de LAN-TAM.

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