domingo, 19 de abril de 2015

Caminando por Cape Town: Waterfront, Bo Kaap y downtown

By Sole

Tras visitar Robben Island estábamos nuevamente en el Waterfront. Eran las 13:00 hs y estábamos hambrientos! El principal objetivo de ese momento era encontrar un lugar para comer…

Waterfront
Este gran complejo portuario puesto en valor nos hizo recordar a Puerto Madero, un lugar abandonado que gracias al dinero de varios inversores se transformó en un bonito paseo obligado para turistas. No faltaba nada: veleros, oficinas, galerías comerciales, esculturas, y por supuesto restaurantes para todos los gustos y bolsillos. Adecuándonos justamente a nuestro bolsillo fuimos al “Food Market” un gran espacio cubierto con stands que vendían todo tipo de comidas, incluidas empanadas! Optamos por un clásico “Fish & chips” (bastante popular por estas latitudes) con un “passion juice” que tenía más nombre que sabor. Nos sentamos al solcito en una de las mesas exteriores ubicadas en los alrededores del market en Nobel Square. Fue un lindo almuerzo al aire libre.

My first Fish & Chips! Yummy!!
Ya con el estómago contento recorrimos los alrededores. Nos detuvimos frente al monumento dedicado a los cuatro premios Nobel de la Paz de Sudáfrica emplazado justamente en Nobel Square. Alineadas estaban las esculturas de Albert Luthuli, Desmond Tutu, Frederik De Clerk y Nelson Mandela.

El orgullo del país: los 4 premios Nobel de la Paz.

En las inmediaciones del agua había varias taquillas en las que vendían pasajes para realizar diferentes tipos de excursiones embarcadas –algunas tan simples como dar una vuelta por la costa. Pasamos también junto a un espectáculo callejero que tenía lugar en el escenario del anfiteatro, una vuelta al mundo al mejor estilo “London eye”, la torre del reloj, el ajedrez gigante y tiendas de souvenirs con los precios más variados. Justamente entramos a una que por el aspecto pensamos que estaba fuera de nuestro alcance y resultó todo lo contrario. De hecho, en este lugar encontramos los “recuerdos” más baratos de todas las vacaciones… de haberlo sabido hubiésemos comprado más cosas…

Desde el corazón del Waterfront

Nos gustó mucho esta área de la ciudad como destino para comer y caminar un poco.
Aún quedaba mucho por ver, así que salimos de la zona del puerto pasando previamente junto a un astillero donde había varios barcos de bandera Japonesa que parecían estar en reparación y esquivando a los obreros que sin importar el día y el horario (ya los habíamos cruzado el domingo por la mañana) trabajaban bajo el sol en el acceso al Waterfront. 

Cruzamos varias avenidas y poco a poco nos fuimos aproximando al centro de la ciudad rumbo hacia Bo-Kaap, el colorido barrio malayo habitado por descendientes de esclavos de Sri Lanka, Indonesia, India y Malasia, y musulmanes. En contra de lo que advertía nuestra guía National Geographic “Se recomienda a los turistas que no recorran solos las calles de Bo-Kaap”, hacía allí fuimos, un día de semana a la hora de la siesta. Cuando giramos en Long Street nos encontramos con una calle empinada orientada hacia Signal Hill. Respiramos hondo y emprendimos el ascenso; subimos unos 200 metros en una pendiente constante para encontrarnos con que el camino seguía hacia arriba una distancia mayor de la que ya habíamos recorrido.

- “Qué hacemos?” me preguntó Seba.
- “Ya llegamos hasta acá, así que seguimos!!!”, le respondí mientras volvía a respirar hondo para enfrentar lo que faltaba.

El esfuerzo no fue en vano. A medida que fuimos subiendo fue cambiando nuestra perspectiva y la vista panorámica de los alrededores con Table Mountain de fondo. Lindo!
Durante la extenuante caminata apenas nos cruzamos con un par de mujeres y operarios, un niño que jugaba con una improvisada pelota de papel y cinta adhesiva que dejaba caer por la pendiente al tiempo que la perseguía, y un grupo de gallinas de Guinea que cruzaron en grupo la calle.

Al final de la calle, allá en las alturas, nos topamos con un portón metálico que impedía el ingreso de los autos. Al costado divisamos un acceso peatonal a un sendero solitario que iba por la ladera de Signal Hill y terminaba justo debajo de los cañones que se disparan desde hace más de 200 años cada mediodía en el clásico “noon gun”. A qué no saben qué quería ver Seba desde ahí??? Siii, el estadio, el mismo que había querido ver desde arriba cuando fuimos a Lion’s Head. Pero una vez más la gran estructura metálica se le negaba… Un árbol lo tapaba casi en su totalidad dejando apenas ver un extremo. Qué decepción!!! Igual la vista del puerto desde ahí era magnífica y bien había valido todo el ascenso.

Waterfront desde arriba

Si bien había algún camino secundario, la altura de los pastos que evidenciaba que era un senderomenos transitado que el anterior y la soledad del lugar nos hicieron regresar; además nada nos aseguraba una vista mejor, no íbamos a tentar al destino. En el descenso fuimos prestando atención a otras cosas, llamándonos la atención varias casas vidriadas sin rejas, por los índices de criminalidad de la ciudad esperábamos encontrarnos con fortificaciones con paredones, alambres de púa y electrificados como en otras zonas de la ciudad… Tal vez tenían francotiradores patrullando en el altillo… quien sabe!

Cuando nos estábamos acercando a Bo- Kaap propiamente dicho nos cruzamos con un hombre vestido de musulmán que caminaba a toda marcha y se metió en una de las tantas mezquitas del lugar al tiempo que se oía el llamado a la oración por altoparlantes. No son estos establecimientos religiosos los que más llaman la atención en el área, sino las casas pintadas de todos los colores! Y cuando digo todos quiero decir: celeste, verde, rosa, violeta, naranja, amarillo, bordó, fucsia, azul y diferentes tonalidades de todos estos. Super pintoresco!!!

Bo- Kaap. Auspiciado x Alba.
En el barrio no faltó el restaurante Indio que se llamaba “Rose Corner Cafe” y sus paredes eran del mismo anaranjado que la ciudad rosa de Jaipur. A estas alturas tengo que sospechar que los indios tienen un concepto del color rosa diferente al nuestro!

Salimos de Bo-Kaap y nos fuimos hacia el downtown. Pasamos por St George’s Cathedral, de la que apenas sacamos una foto y seguimos hacia "The Company’s Gardens". Estos jardines ofrecen un poco de aire y tranquilidad en medio de la ciudad. Lo fuimos recorriendo de punta a punta, observando la gran variedad de árboles que ofrecían sombra a bancos de madera, plantas, flores, pájaros y hasta ardillas de un tamaño descomunal! Estaban muy bien cuidados y según indicaban unos carteles hasta tenía señal de wifi, y lo mejor de todo es que la entrada era gratuita!!!  Otro lugar recomendable para visitar!!!

Una ardilla obesa???

Antes de salir del parque sacamos un par de fotos del bello espacio verde con esculturas coronadas de fondo por la gran protagonista de la ciudad: Table Mountain. Parece que fuésemos a dónde fuésemos no podíamos dejar de mirarla… ya iríamos a visitarla personalmente!!!

Table mountain! Allá vamos!!!

Una vez afuera tomamos Queen Victoria Street deteniéndonos en un edificio que tiene en la puerta dos bancos de madera que recuerdan el Apartheid: uno con la inscripción “Whites Only” y otro “Non- White Only”. Tal vez ahora uno lo toma en joda, pero realmente era algo tremendo el hecho de no poder compartir ni siquiera un simple asiento!!!

Whites only

Non-white only

Una vez más caminamos por Green Market Square y la peatonal St George Mall con varios cafés a los lados. A pesar de ser relativamente temprano (recién eran las 17:00 hs) la mayoría estaban comenzando a cerrar, al igual que los puestos callejeros de artesanías. Para las 18:00 hs sospecho que iba a ser tierra de nadie!!! No estábamos de casualidad por ahí, justamente estábamos buscando un café- bar africano que recomendaba la Lonely Planet pero nunca lo encontramos… tal vez había cerrado en los seis años que habían pasado desde la edición del libro.

En vista de que la zona próximamente iba a quedar deshabitada emprendimos el regreso hacia el departamento haciendo una parada de camino en un local de la cadena “Vida e caffé” que estaba en la misma galería comercial que el Spar al que habíamos ido los días previos. Sin ser el “gran café” recomendado por la guía de viaje nos gustó mucho. Tuvimos cierta dificultad al hacer el pedido porque algunos nombres estaban en portugués, y los empleados no entendían la pronunciación de dicho idioma, así que tuvimos que pronunciar lo que parecía portugués en inglés para obtener lo que queríamos.

Vida e caffé!

Con los capuccinos y el muffin de manzana y canela concluyó nuestro paseo del día! Habíamos caminado (la verdadera forma de recorrer un lugar) por varios barrios, cada uno con su identidad y su atractivo aprovechando una soleada tarde primaveral de Cape Town. No podíamos pedir más, una vez más habíamos cumplido con los objetivos propuestos para la jornada!


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