sábado, 8 de agosto de 2015

Una noche en la casa de Tarzán!

By Sole

Del game drive que siguió sólo recuerdo el viento caliente golpeando contra las zonas descubiertas del cuerpo incluido mi pelo con el flequillo. Apenas vimos algunas cebras, steenboks, springbooks y un par de elefantes en un water hole; no era el mejor momento del día para avistar animales. Además el chofer que nos había tocado en suerte parecía bastante apurado y apuesto que en algunos tramos fue a una velocidad mayor de la permitida.

Cuando llegamos a Okaukuejo, otro de los camps del parque hicimos una parada para hidratarnos y visitar el toilette donde pude ver el estado de mi cabello: estaba todo enmarañado, duro y polvoriento –parecía paja. Este camp tiene la proveeduría con la cajera más ineficiente del mundo!!! Al entrar a comprar un agua recordamos nuestra visita el día anterior donde salimos con las manos vacías luego de estar esperando unos 10 minutos a que atendieran a la persona que estaba delante nuestro. Pensamos en comprar un helado pero de seguro que iba a estar derretido antes de salir del local…

No sé por qué razón nuestra estadía en este sitio se prolongó… tuvimos tiempo suficiente para subir a una torre de un par de pisos que ofrece una vista panorámica de la zona y para visitar el water hole. Mientras caminábamos entre las cabañas y áreas comunes del camp tuvimos la impresión de que eran de una categoría superior al que habíamos estado previamente, incluso había un par de cabañitas con vista al watering hole.

Vista desde la torre

En el rato que estuvimos pudimos ver lo que nos faltaba: una jirafa tomando agua en primer plano. Es increíble la maniobra que tienen que hacer con sus piernas para agacharse y de esa manera llegar con la cabeza al suelo. Tienen las patas tan delgadas que parece que se les van a quebrar en medio del proceso. Sin dudas esto fue lo mejor de la tarde!

Jirafa en water hole tomando agua

Jirafa en primer plano

Un ratito antes de las 17:00 hs retomamos viaje hacia Taleni Etosha Village, al cual llegamos unos pocos minutos después de atravesar la puerta del parque… la visita al Etosha National Park oficialmente había culminado.

Este lugar era un gran predio con “permanent tents” o carpas permanentes. Habíamos visto algunos lugares como este en fotos por lo que teníamos una idea de lo que podíamos esperar… sin embargo recorrer nuestra propia tent fue toda una experiencia…

Permanent tent

Cuando nos acercamos a nuestra carpa lo primero que vimos fue la terraza exterior con una mesa de camping y una parrilla. Para resguardar el lugar del sol había una especie de enrejado de madera con plantas a modo de techo. En un costado nos llamó la atención  la presencia de una mesada con una pileta y la heladera. Extraño!!!

La curiosa heladera en el patio

Con curiosidad atravesamos la apertura que estaba entre la mesada y la carpa propiamente dicha. Giramos a la izquierda encontrándonos con el baño que incluía la ducha con una cortina de plástico y un cubículo con una precaria puerta de madera donde había un inodoro… Tanto desde la ducha como desde el inodoro se podían ver los árboles y el cielo; las ramas que hacían de pared parecían estar bien colocadas de modo de guardar algo de privacidad. Al ver todo esto lo primero que se me pasó por la cabeza fue el pensamiento “espero no tener ganas de hacer pis a la noche!”; no había nada que separara el “sector baño” del exterior.

Jungle shower
Jungle toilet

Ocupado!!!

A la derecha había una puerta con cerradura, tras abrirla ingresamos a la carpa que tenía el tamaño de una habitación estándar de hotel y estaba ubicada sobre una plataforma de material. Para que tengan una idea de las dimensiones, en el interior había una cama de dos plazas, un sofá, y un escritorio con silla; era tan pro que hasta tenía aire acondicionado! Lo único que tenía de carpa eran las paredes de lona con aperturas de igual material.

El interior de la carpa

Aprovechando que aún hacía calor hice uso de la jungle shower. Mientras me bañaba mirando el cielo imaginaba que estaba en la casa de Tarzán. Fue una experiencia muy refrescante al final de una jornada de calor agobiante!!!

Ya limpios y frescos nos fuimos a cenar; esa noche la cena era en el restaurant self service del complejo. Como es habitual en los tenedores libres había un sector de parrilla donde uno pedía lo que quería comer. Las carnes eran de lo más variadas: beef, pork, lamb, eland, steenbok y red hartebeest (estos tres últimos eran antílopes). También había un cocinero que se encargaba de saltear vegetales y fideos de arroz.

Me dieron lástima los ciervitos por lo que me limite a la carne de vaca. De lo contrario, Seba con su espíritu innovador no le hizo asco a los antílopes con los que llenó su plato. Terminada la cena fuimos hacia la zona de recepción, el único lugar donde había wifi. Llevábamos más de 36 horas sin conectarnos con el mundo. Cuando saqué la vista de mi viejo iPod descubrí que todo el grupo estaba repartido en los sillones, cada uno concentrado en su celular, tablet o notebook. La patética imagen de la “conexión” que “desconecta” gente entre sí.

Chequeados los mails y Facebook regresamos a nuestra carpa alumbrando el camino con una linterna. Venía tranquila hasta que a lo lejos vimos un pequeño animalito– sospecho que era un zorrito- que al quedar en medio del foco de luz se apartó del camino y no lo volvimos a ver. Si bien estábamos fuera del parque algunos animales no conocen límites y están por todos lados…

Ya en la tent fuimos juntos hacia el “sector baño” y tras cerrar la puerta con llave nos dispusimos a dormir. Fue una noche un tanto larga llena de ruidos! Todo hacía ruido y el silencio esperable del lugar por el simple hecho de estar apartado de la civilización no era tal. El viento hacía que las paredes de lona de la carpa se agitaran, las maderas del baño externo y del piso crujieran –como si alguien estuviese caminando- al igual que alguna estructura metálica que estaba en el patio y las ramas de los árboles se movieran; entre todos parecían una orquesta sin director.

Luego de un rato de estar alerta a cada sonido intentando identificar su procedencia pude conciliar el sueño, pero no duró mucho… En medio de la madrugada aparecieron las temibles ganas de hacer pis que luchaban con mi cobardía que me impedía salir de la carpa. Cuando la situación se hizo insostenible no me quedó otra que… levantarme e ir al baño??? No!!! No apareció ni una sombra de valentía; sólo atiné a despertar a Seba para que me acompañara afuera. No lo tomó por sorpresa porque el “Operativo baño nocturno” ya había sido planificado previamente. El salió primero y encendió la luz, y luego salí yo; qué frío que hacía!!! La temperatura había bajando varios grados desde que nos habíamos acostado.

Otra vez en la cama, volvimos a intentar dormir, cosa que hicimos por un rato hasta que a las 5 y algo escuchamos “I have a hangover, I’ve been drinking..”, la melodía de nuestros despertador de vacaciones.


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