miércoles, 12 de noviembre de 2014

Koh Samui: un paraiso terrenal!!!

By Sole 

Koh Samui, no les suena conocido??? Es una isla (la tercera en tamaño del país) ubicada en la costa este de Tailandia. Seguramente la habrán escuchando mencionar en "Meet the Parents" donde Robert de Niro habla de la "Operación Koh Samui", o tal vez en el mapa que tiene Leonardo Di Caprio en "The Beach" - aunque la peli se filmó en Koh Phi Phi en la costa oeste del país-. 


El mapa de Di Caprio

Ahora que ya saben del lugar que les estoy hablando continuo con el relato... El aeropuerto de Koh Samui era minúsculo, mimetizado con el ambiente. Un carrito de pintado de vivos colores nos llevó a una especie de quincho de madera sin ventanas donde esperamos el equipaje.


Aeropuerto de Koh Samui

En la salida nos aguardaba una camioneta del hotel; en el Baan Haad Ngam Hotel nos recibieron con una bebida que parecía un mix de té verde con jugo de alguna fruta, un brazalete con flores y nos informaron que nos habían hecho un “up-grade” de habitación: de superior a deluxe!!! Excelente!!!

De esta manera terminamos en una habitación con hidromasaje, más reservada y cercana a la pileta y la playa. Cuando nos estábamos acomodando en nuestro cuarto nos alcanzaron un plato con bananitas y mandarinas de obsequio, un lujo!!! Seba no me lleva a pasear a cualquier lado...  

La pileta y el restaurante frente a la playa eran un sueño!!! Sin dudarlo nos acercamos y fuimos a tocar el agua del mar que para nuestra sorpresa era transparente y cálida. En el sector de la playa frente a nuestro hotel era sumamente calma y con muy poca profundidad; caminamos más de 150 metros mar adentro sin que el agua alcanzara mis rodillas (ni hablar las de Seba que están a otro nivel). Hermoso!!!


Playa frente al hotel

Habiendo echado un vistazo a la playa y con el sol escondiéndose decidimos explorar Chaweng, la zona céntrica. Nos encontramos con un par de ferias que vendían souvenirs, jabones y ropa para seguir practicando el regateo, un par de cabarets  y restaurantes de diferentes categorías, y obviamente diferente precios. Había mucha menos gente de la esperada; los mozos aguardaban en las puertas la llegada de comensales, invitando a pasar a los transeúntes.

Luego de caminar, regatear en varios puestos con varias compras fallidas y apenas un par concretadas con poca rebaja a diferencia de otros lugares, fuimos a cenar. Elegimos un restaurante tranquilo en un callejón que tenía un cartel que decía “Thai Food” que resultó llamarse “15 fifiteen Bar”. Pedimos un salteado de langostinos con arroz y noodles con pollo y veggies, Seba fue con una cerveza local llamada Chang y yo opté por un agua. 

Volvimos caminando el kilómetro que nos separaban del hotel haciendo una parada intermedia en uno de los tantos mercaditos 7Eleven del lugar para comprar provisiones para los próximos días, y a dormir!


Al día siguiente, finalmente conseguimos despertarnos sin despertador; era un día de descanso, sin vuelos, sin viajes, sin visitas a ningún templo al amanecer. Desayunamos en una mesa frente a la playa, con la marea alta que hacía que literalmente no hubiera playa. El desayuno era super completo e incluía café, panes, frutas, huevos, yogurt, y papas.

Luego de desayunar  nos fuimos caminando por la playa hacia el sur recorriendo todo Chaweng. Los bares y paradores, algunos pertenecientes a los hoteles, recién estaban abriendo, y los empleados limpiaban la arena (sacaban algas y basura que se había acumulado en las últimas horas). A medida que fuimos avanzando fue aumentando la cantidad de gente, principalmente individuos de la tercera edad con bastante sobrepeso (por no decir obesos) de aspecto anglosajón.

La arena era blanca y fina, y en casi todo el recorrido el agua era limpia y clara. Al llegar al final de Chaweng encontramos un espacio de arena libre que no pertenecía a ningún hotel, donde nos sentamos a tomar sol y darnos un baño. En este sector el mar era un poco más profundo y tenía algunas olas; el agua estaba divina, ideal para nadar!!! Estaba tan linda que nos quedamos en mar hasta que se nos comenzó a arrugar la piel -un indicador de que ya habíamos estado un buen rato-. Nos pusimos protector solar, ya se sentía el calor a pesar del vientito, y lentamente emprendimos el regreso.

Habíamos visto entre los bares muchos lugares que ofrecían “thai massage” de diferentes tipo. Con un poco de curiosidad nos acercamos a uno de estos puestos playeros –unos entarimados con colchonetas en el suelo- y pedimos justamente el “thai massage” de 1 hora x 200 BTH. Nos tiramos lado a lado en las colchonetas mirando el mar mientras nos apretaban y estiraban cada músculo del cuerpo de frente y espalda. Había dos posibilidades: o salíamos duros en silla de ruedas o totalmente blanditos. Por suerte sucedió lo segundo, quedamos tan relajados que  a los pocos pasos nos sentamos en un resto playero a almorzar.


Thai massage
El lugar elegido se llamaba “Marine Bar”; nos ubicamos en una mesita a la sombra. Pedimos un Phad Thai de pollo que Seba hizo más picante siguiendo las indicaciones de un empleado del lugar que le mostró como se comía realmente el plato (arruinándolo un poco). También comimos unos fried squid mejor conocido como rabas (que resultaron bastante duras-elásticas) y para completarla una Papaya Salad, que no fue lo que esperábamos. Hasta ese momento la palabra papaya había sido sinónimo de fruta anaranjada, ahí descubrimos que existía también la "green papaya" como su nombre lo indica de color verde. Este fruto venía rallado junto a tomate y una salsa extraña de sabor agridulce; resultó una experiencia culinaria fresca.


Phad Thai en la playa

El siguiente plan era hacer kayak!!! El hotel tenía dos para uso de los huéspedes, así que pedimos uno doble, nos pusimos los chalecos salvavidas y comenzamos la aventura. Seba es un gran experimentado en el tema a tal punto que en algún momento de su vida tuvo su propio kayak. Para mí era algo totalmente nuevo, era la primera vez que me subía a uno de estos aparatos, a lo que había que sumarle mi torpeza habitual. Qué hago con el remo? Cómo lo agarro? Resumo diciendo que ni siquiera sabía sentarme en esa gran estructura de plástico, y obviamente lo hice mal! 

- “Tenés que sentarte derecha, erguida!!! No es una reposera para descansar!!!”, dijo Seba desde atrás. “Agarrá bien el remo!!! Los brazos más abiertos!!!, no estás revolviendo una jarra de jugo Tang!!! Estás remando!!! Apoyá bien los pies y cerrá las rodillas!!!” continuó.

A pesar de todo lo que hice mal, fue una experiencia muy divertida! Navegamos por aguas poco profundas (se veía el suelo y seguramente hacíamos pié en todo momento) llegando a una isla que estaba a unos 500 metros de la playa del hotel. Resultó bastante cansador para alguien que no tiene entrenamiento en canotaje.


En la islita
Habremos estado cerca de sesenta minutos entre remada, descanso arriba del kayak y desembarco en la islita. Cuando regresamos buscamos las reposeras donde habíamos dejado nuestras pertenencias (seguían ahí y nadie se las había robado), pedimos un par de toallas y nos dimos un chapuzón en la pileta. Luego de haber estado en las cálidas aguas del mar, la de la pile nos resultó fría. Nunca nos había pasado algo así, será que nos falta playas del Caribe???


Seba en la pile

Para seguir con la buena vida, post-pileta hicimos una picadita en el deck de la habitación; cerveza, un aperitivo de pineapple con alcohol, maní y papas Pringles de onion and cream. Yummy!!!

Nos acondicionamos un poco y una vez más fuimos hacia Chaweng y seguimos comiendo… está vez optamos por un comedero popular con bastante gente y precios super accesibles llamado "Mr Crab". Seba se castigó con un Fried Pork sweet and sour (tenía unos pepinitos que me recordaron a una conserva agridulce), y yo con unos fried noodles with vegetables and cashew nuts. Descubrimos los shakes de coco y mango que resultaron riquísimos!!! 


Mango Shake!
Post-cena, hicimos un poco más de regateo en un market –teníamos pendiente la compra del pareo que mi mamá nos había encargado no bien se enteró que íbamos a ir a Tailandia.

Habiendo realizado la compra volvimos caminando lentamente al hotel.

Cuando entramos a la habitación descubrimos que alguien había entrado… las cortinas estaban cerradas, había una toalla plegada formando un elefante sobre la cama y las velas de un hornito que estaba en el baño estaba encendida inundando de olor a citronela el lugar para espantar los mosquitos. Pequeños detalles que no se ven en todos los hoteles…


Detalles...


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