sábado, 16 de julio de 2016

La primera cena china!!!

By Sole

Volvamos al viaje del aeropuerto a la ciudad... Habíamos tomado el tren que salía del aeropuerto hasta Dongzhimen, donde tomamos la línea 2 de metro y posteriormente hicimos combinación con la  4 y bajamos en la estación Xisi. Puede sonar algo complicado pero al estar todo muy bien señalizado en inglés no presenta grandes dificultades.

Siguiendo las instrucciones que nos habían mandado por mail desde el hostel, giramos a la izquierda y fuimos caminando por una avenida hasta encontrar la entrada a nuestro hutong, uno de los típicos callejones de la zona más antigua de la ciudad. Era una especie de calle sin vereda, algo estrecha con algunos locales y más que nada puertas que conducían a pasillos o patios, que nos recordaron a las viejas casas chorizo y a los conventillos de Buenos Aires. Caminamos entre personas que paseaba sus perros –incluido un pequinés rengo- y otras que parecían volver de trabajar, haciéndonos a un lado cada vez que escuchábamos el timbre de las bicicletas, los bocinazos de las motos eléctricas y de algún que otro auto que apenas pasaba por el diminuto espacio. Nos llamó la atención la cantidad de bicicletas destartaladas, varias sin ruedas, que estaban atadas con cadenas a ganchos del suelo; ya descubriríamos el misterio... 

Bicis amarradas al piso

Identificamos la higuera que nos habían marcado como punto de referencia, y unos cuantos metros más adelante la inconfundible puerta roja del Chinese Box Courtyard. Al elegir alojamiento nos encontramos con dos grandes opciones: grandes hoteles (como los de las reconocidas cadenas) o pequeños hoteles/ hostels emplazados en los hutones. Optamos por esta última opción más que nada porque nos pareció más atractiva y con un estilo más tradicional. Sin duda, fue una excelente decisión.

Hicimos el check-in, y respiramos aliviados al comprobar que los pasajes de tren que habíamos comprado por Internet a través de www.travelchinaguide.com estaban ahí. Tras pasar por un par de patios, llegamos a nuestra habitación con baño privado. Llamaba particularmente la atención la cama, que consistía en un colchón sobre una gran tarima de material contra una pared.

Cama chinese style

A pesar de que apenas habían pasado las 18 hs, daba la impresión de ser más tarde por lo temprano que había anochecido. Antes de ir a cenar caminamos un par de cuadras por la avenida entrando en una verdulería que tenía varias frutas que nunca habíamos visto y en un minisuper al estilo "7-eleven" donde nos aprovisionamos de agua.

Cansados, y con algo de hambre decidimos ir a cenar a un restaurante que nos habían recomendado en el hostel. El nombre se los debo ya que sólo estaba en caracteres chinos al igual que la carta… cosa que no es de extrañar ya que no estábamos en una zona turística y más del 90% de los comensales eran locales. Qué necesidad había de tener una carta en inglés? Si extrapolamos la situación a un restaurante de barrio de Buenos Aires, lo más probable es que sólo tengan carta en castellano. El problema no fue tan grave, porque el menú estaba ilustrado con fotos de los platos.

El restaurante

Empezamos a pasar las páginas tomando como referencia las fotos y los precios; sabíamos que los animales raros, incluido perro, costaban caros. De esta manera quedaron descartados primero los platos más costosos, quedándonos básicamente algunos salteados de carnes, pastas y arroz. El siguiente paso fue identificar alguna palabra, guiándonos con el diccionario de chino mandarín y un par de hojas de la Lonely Planet donde estaba el vocabulario de comida en caracteres chinos, pinyin (transcripción de la fonética china en alfabeto latino) e inglés. Había que chequear que los platos más económicos no vinieran con carne de rata (la gran leyenda urbana de los restaurantes chinos que no sé si alguien pudo comprobar). Tras todo este análisis, finalmente seleccionamos dos platos: un salteado de carne de cerdo y unos fideos.

Racinguista estudiando el menú

Vino la camarera y al ver que no nos íbamos a entender en chino, trajo a otra para que se hiciera cargo del problema. Cuando le señalamos lo que queríamos comer nos tiró abajo toda la idea. Al señalarle el salteado, en un inglés muy rudimentario nos dijo “hot” mientras marcaba con el dedo unos trocitos de vegetales rojos de la foto… entendimos, era picante y tenía chile. Y no sé porque razón el plato de fideos no estaba disponible.

Ok, tachemos todos los salteados con “cositas rojas” y volvamos a la búsqueda. Terminamos con un salteado de cerdo con algo que parecía de origen vegetal pero que no logramos identificar en ese momento (después descubrimos que era bambú), arroz blanco, y unos fideos que venían con zanahoria, pepino y apio cortado en juliana, porotos de soja y un concentrado de carne (parecía como un caldo de carne apenas disuelto).

Vamos con este que no tiene nada rojo...

El siguiente problema fue comer los fideos con los palitos!!! Por favor, la próxima vez que coman tallarines intenten comerlos con palitos chinos y van a comprobar lo difícil que es!!! Una vez que lograba engancharlos, si tiraba débilmente el fideo no se movía y se me terminaban deslizando del palito. Si tiraba con ganas me salpicaba y me quedaban los fideos colgando. Mirando a otros comensales descubrimos que la segunda opción era la correcta, y que había que tirar para desengancharlos de la maraña de pasta, y luego ir succionando poco a poco -no era muy estético pero parecía ser lo más efectivo-. Tardamos tanto comiendo con nuestra paupérrima técnica que llegamos a experimentar saciedad, algo difícil de lograr cuando se come en la forma habitual con tenedor. No puedo negar que fue una cena entretenida!!!

Por dónde empiezo???

Satisfechos, regresamos a nuestro callejón. La gente aún seguía dando vueltas y paseando a sus perros; el lugar tenía más vida y parecía más seguro de lo que había imaginado tras verlo por primera vez. Creo que el mayor peligro era que nos pasara por encima una moto o un Mercedes Benz.

A las 21 hs ya estábamos en la cama. Más allá del cansancio del viaje, al día siguiente queríamos madrugar para llegar temprano a Forbidden City, nuestra primera atracción turística de China!

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