sábado, 10 de septiembre de 2016

En China también hay musulmanes!!!

By Sole

Octubre 2015

Con las energías renovadas volvimos al barrio musulmán, encontrándonos con el sector más turístico y pintoresco: Beiyuanmen Muslim Market. Fue como entrar en otra dimensión! Si bien apenas eran pasadas las 10 de la mañana las luces de neón ya estaban encendidas, la música a todo volumen y los puestos de comida callejera en plena actividad que contribuían con sus aromas. Teníamos todos los sentidos estimulados! Sólo el hecho que de hubiésemos desayunado pocos minutos antes hizo que no probáramos algo en ese momento… la oferta era amplia y muy tentadora. Recuerdo los pinchos de cordero hechos con rústicas ramitas de árboles, bananas rebozadas y fritas, tofu frito con ciboulette y ají molido, papines fritos, brochetas de rodajas de algún tubérculo fritas, calamar y cangrejo rebozados y fritos, “roujiamos” –sándwiches en pan pita de cordero especiado cortado a cuchillo-, una especie de budín de pan a base de arroz bañado en almíbar, jugos de granada y frasquitos con leche. Por detrás de los puestos había locales que preparaban a la vista y vendían crocante de maní,  semillas de sésamo, lino o girasol, frutos secos, dátiles y frutas deshidratadas, un par de restaurantes tipically chinese orientados a turistas y otros más auténticos que se especializaban en noodles. Conclusión: un lugar para el deleite de los fotógrafos y ni hablar de la gente con hambre!

A las 10 am ya había arrancado la actividad


Calamar y tubérculos fritos



Una mención especial merece el show de los “maestros carameleros” de los locales de delicatesen que amasaban un caramelo muy elástico que colgaban de un gancho de la pared y lo estiraban hasta mitad de calle, mientras que otros cocinaban o golpeaban con grandes martillos los crocantes y turrones. 



Casi al final de la calle principal se hacían presentes los tan esperados locales de souvenir que ofrecían todo tipo de productos. Viéndolo en retrospectiva creo que era uno de los lugares con mayor variedad.  No podían faltar los guerreros de terracota en miniatura –incluida una versión “para tallar” que compramos por error-, juegos de mesa como Mahjong y xiangqi –una especie de ajedrez chino-, palitos chinos, llaveros, monederos e imanes. Como en casi todos los lugares de Asia que visitamos, el regateo era obligatorio; el primer precio que nos daban estaba muy inflado y en menos de 5 minutos bajaba a menos de la mitad… si uno tiene tiempo y es muy insistente puede conseguir grandes rebajas.



De alguna manera que no recuerdo nos desviamos por una calle lateral hacia la derecha, abandonando el bullicio y entrando en un oasis de silencio. Habíamos encontrado la mezquita! Respetuosamente pagamos la entrada, pero al ingresar al lugar nadie nos pidió ningún comprobante. A pesar de saber muy pero muy poco de arquitectura pudimos notar el mix de estilos en las edificaciones y ornamentos, una agradable combinación de los tradicionales elementos chinos con los musulmanes.  La influencia local era tal que de no haber sabido que se trataba de una mezquita nunca lo hubiese imaginado; no había rastros de las cúpulas y minaretes tan característicos, pero sí abundaban los jardines, estructuras de piedras y edificaciones con techos bien típicos de China.


Mezquita?

Mix de estilos

Prayer Hall. Mix caracteres chinos y árabes

Fue un lindo paseo en el que disfrutamos de la paz y silencio del lugar. Esta misma sensación que tuvimos esa mañana en la mezquita, ya la habíamos tenido y la seguiríamos teniendo en cada visita a los parques o jardines de China. Apenas una puerta o un enrejado parecían separar el caos de la tranquilidad. Si bien el lugar era muy ameno, no nos podíamos quedar todo el día ahí…

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