domingo, 2 de octubre de 2016

Visitamos los famosísimos guerreros de terracota!!!

By Sole

17 de Octubre 2015

A las 7 ya estábamos levantados. Habíamos dormido muy bien, de un tirón sin despertarnos durante la noche. Luego de una revitalizante ducha nos fuimos a desayunar al bar del hostel. Había varias opciones de desayuno con un par que estaban en “promoción” entre las que se incluía el “Swiss breakfast” (16 Yn). Pedimos dos desayunos suizos y un capuccino, obteniendo una cantidad generosa de comida; más de lo que estábamos acostumbrados a comer. Comimos los huevos fritos con tostadas, queso, manteca, mermelada y yogurt con avena, pasas y trocitos de frutas. Estaba tan rico que nos comimos todo!

Qué ricor!!!

Esa mañana de sábado teníamos pensado visitar el complejo de “Los guerreros de terracota”. Si bien esta es la gran atracción de Xi'an, están ubicados a una hora de micro de la ciudad. El bus que nos iba a llevar hacia ellos partía de un estacionamiento al este de la estación de de trenes -en la que habíamos estado el día previo-. Para llegar hasta ahí teníamos dos opciones, el colectivo 9 o caminar. Dado que nunca encontramos la parada, terminamos caminando las 15 cuadras que nos separaban del lugar. Caminamos algunas cuadras, cruzando con algo de dificultad las primeras calles –los autos venían de todos los lados a pesar de los semáforos-, hasta que pasamos por debajo de la muralla a la cual fuimos bordeando sin necesidad de cruzar más calles. Del lado externo de la muralla había una sucesión de parques en los que la gente hacía actividad física, desde caminar, correr, hacer tai chi hasta jugar al ping-pong y al bádminton.  Por lo que vimos la gente mayor suele ser muy activa y adepta a la participación grupal de estas actividades en lugares públicos.

El ambiente fue cambiando hasta terminar en el clásico de estación china: poli rubros donde predominaban los alimentos y gente por todos lados, mucha sentada en el piso con sus grandes bultos. No fue difícil encontrar la parada del bus 5 (306) puesto que la única y kilométrica fila que había en el lugar partía de ahí. No podíamos creer el largo de esa cola y el tiempo que íbamos a estar ahí esperando para subir a un micro; ya nos veíamos toda la mañana parados ahí. Resignados, iniciamos la espera que para nuestra sorpresa fue avanzando mucho más rápido de lo que habíamos imaginado. Unos 40 minutos después ya estábamos al frente de la fila donde había una china que controlaba estrictamente que nadie se colara.

El bus 306

A las 10:00 hs partimos. Mientras recorríamos las primeras cuadras pasó una chica cobrando los pasajes, que considerando la distancia eran muy accesibles –apenas 7 Yn-. Fuimos recorriendo los alrededores de la estación con sus negocios y sucuchos de mala muerte, y un poco más en la periferia los barrios con casas sencillas en las que nos sorprendió las sogas de tender la ropa que tenían en las veredas. A decir verdad no era lo único que vimos en las veredas; en algunas había arroz, mazorcas y pequeños ajíes secándose al sol. A quién se le ocurriría colgar las remeras, pantalones, ropa interior, sábanas y toallas en la vereda? O dejar alimentos de esa manera? Hacemos eso en Buenos Aires y en menos de 5 minutos ya no tenemos ropa ni comida! Acá la gente parecía ser muy respetuosa de la propiedad ajena.

Un poco más alejado de la ciudad aparecieron las fábricas y los grandes complejos de más de 20 torres de unos 30 pisos de alto recientemente construidas o aún en construcción. Nos resultó sorprendente la cantidad de edificios que están construyendo, y el hecho de que la mayoría se veía vacíos. No sé quién está detrás de todos estos emprendimientos ni a quiénes están destinados estos departamentos ubicados en lugares que parecían alejados de los medios de transportes, negocios y rodeados por descuidados descampados.
A medida que nos fuimos acercando a destino apareció una seguidilla de puestos al costado de la ruta que vendían granadas. La mayoría estaban sueltas, pero también parecía estar la opción de comprarlas en cajas como si fuesen una docena de huevos o alfajores. En algunas paradas de buses nos sorprendieron las propagandas de vino de esa fruta.

Granadas para todos!

Por lo que habíamos leído el bus tenía 12 paradas, siendo la nuestra la última. Habían pasado más de 45 minutos y no nos habíamos detenido; teníamos bien presente que había una parada en una tumba donde mucha gente se confundía y bajaba creyendo haber llegado a los guerreros. Cuando nos aproximamos a algo que parecía un parque el micro se detuvo y casi todo el pasaje se puso de pié. Dudamos. Demasiada gente se había parado. Siendo prácticamente imposible preguntar algo porque todos eran chinos nos quedamos en nuestros asientos. Hasta que no nos bajaran del micro no nos íbamos a mover.

Unos minutos después el micro siguió viaje. Recién después de ver bajar toda esa gente en ese lugar hicimos la asociación de que era un lindo sábado de otoño y la gran fila que habíamos tenido que hacer para tomar el bus. Los chinitos no estaban tan interesado en los guerreros como en el parque de diversiones... Apuesto que un día de semana la espera para viajar debe ser menor.

Hizo un par de paradas más que de ninguna manera fueron 12, hasta que paró en un estacionamiento. Como no nos movíamos de nuestros asientos nos hicieron señas de que teníamos que bajar. Sin saber si habíamos llegado a destino o si nos estaban dejando tirados en cualquier lado bajamos...

Nos encontramos con un estacionamiento tan grande no podía corresponder a otra cosa que no fuesen los “Terracotta Warriors”. Caminamos unos metros entre el estacionamiento y los números puestos de granadas –acá también abundaban- en busca de algún cartel, confirmando rápidamente que estábamos en el lugar correcto cuando vimos la boletería. Compramos los tickets que no eran para nada económicos, 150 Yn/ cada uno; el precio era el mismo tanto para los locales como para los turistas extranjeros. A diferencia de Beijing acá había algunos gringos más, con una proporción chino/ no chino de 90/10.

Estos famosos guerreros poco tienen que ver con la guerra. Se trata de una colección de esculturas cuya construcción fue ordenada por el primer emperador de China, Qin Shi Huang, para que al momento de su muerte fuesen enterrados con él brindándole protección en su vida en el más allá. Al menos se quiso enterrar con figuras de guerreros de terracota y no mató a un ejército de hombres de verdad para que lo acompañen en su viaje post-mortem… La idea me hizo acordar a los faraones egipcios que eran enterrados con todas las estatuillas de arcilla.

Todo este gran ejército conformado por figuras que representaban soldados de diferente jerarquía y carros con caballos fue descubierto por casualidad cuando en 1974 un grupo de granjeros locales estaban cavando pozos para buscar agua. Ni siquiera imaginaban que a 1,6 Km del mausoleo del emperador Qin podría existir semejante tesoro.
Por lo que leí, se estima que hay más de 8000 soldados, 130 carros y unos 600 caballos; no todos han sido aun desenterrados. Parece que hay mucho más de lo que se puede ver en los 3 pozos que existen en la actualidad.

Ahora que sabemos hacia dónde vamos, vayamos hacia ahí! Para acceder a las excavaciones tuvimos que caminar unos 10 minutos por un parque muy bien cuidado. Para los que no tenían ganas de caminar había un carrito que por unos yuanes más hacia el recorrido.

Parados frente al mapa decidimos ir en contra de lo que hace todo el mundo. Raro en nosotros, no? Creo que nos estamos volviendo muy previsibles… Así que iniciamos el recorrido con el pozo 3 -el último- en lugar del 1.

El pit o pozo 3 es el que menos tenía para ver; de hecho era el más pequeño, la mayor parte no estaba excavada, y los sectores excavados estaban casi en estado natural sin guerreros reconstruidos. Recordemos que estábamos en China y todo tiene que ser reconstruido… En unos de los laterales había algunas figuras restauradas dentro de vitrinas con carteles informativos del rango que ocupaban en el ejército y las características en la vestimenta que los identificaban como tales. De esta forma uno tenía una idea de quienes podían ser guerreros arrodillados (kneeling warriors), oficiales de rango intermedio y superior, los soldados de caballería  y los arqueros. Información interesante que afortunadamente alguien había tenido la brillante idea de ponerla tanto en chino como en inglés –cosa que no sucedía en otras áreas del complejo-.

Pit o pozo 3


Guerreros reconstruidos I

Guerreros reconstruidos II

Todos los visitantes estaban ubicados alrededor de estos guerreros, peleando por conseguir un buen lugar para sacar fotos. No faltaban los tours de chinitos con guías de voz bien aguda que resultaban irritantes al oído.

Del pit 3 pasamos al 2. En este, el sector excavado era mayor, con varias figuras reconstruidas y reubicadas en el lugar que habían ocupado originalmente. Con esto ya comenzamos a tener una idea un poco más real de lo que había sido ese gran ejército funerario y porque son tan renombrados. Nos detuvimos un rato, tratando de sacar alguna buena foto pese a la pobre iluminación que hacía difícil la tarea.

Pit o pozo 2

Lo mejor había quedado para el final: el pit 1! Este es el más grande y la imagen más difundida en todo el mundo. Impresionante! Ahí estaba el ejército de guerreros formado de acuerdo a su rango. Sobre todo en los laterales se podían apreciar en detalle las caras y vestimentas, pudiendo constatar que estas figuras hechas artesanalmente eran (y siguen siendo) todas distintas. Los había más flacos -con o sin pancita- y más gorditos, más altos y más bajos, con bigote, chivita y afeitados. Lo único que les faltaba para ser iguales a los originales era la mano de pintura final. Fuimos bordeando el gran pozo, parándonos en varias oportunidades para ver algunos detalles o simplemente sacar fotos.

El gran pit o pozo 1



Marchen!!!

Guerreros en detalle I

Guerreros en detalle II

Guerreros en detalle III

Creemos que la mejor manera de recorrer el complejo es de la manera en que lo hicimos: comenzar con el pit más pequeño y con menos figuras, y terminar en el más grande y más reconstruido. Apuesto que hacer el camino inverso puede resultar decepcionante.

Antes de continuar recorriendo un par de edificios accesorios y menos interesantes que nos faltaban decidimos sentarnos un rato a descansar bajo el sol y picar unas galletitas Tuc de paprika (las habíamos comprado porque nos recordaban a Hungría). Mientras comíamos pudimos comprobar con nuestros propios ojos y oídos una situación de lo más normal para los chinos pero bastante desagradable para los occidentales. Delante nuestro pasó un pequeño grupo de turistas chinos –parecía un tour privado- con una guía que iba explicándole algo a un hombre que sin ningún pudor iba eliminando sus gases intestinales en un prolongado “pruuuuuuuuuuuu”. Con Seba nos miramos preguntándonos “vos escuchaste lo mismo?”. No fue la primera ni la última vez que vivenciamos algo así, pero tal vez sí la situación más sonora.

Cuando nos cansamos de descansar fuimos hacia el “Exhibition hall”. Más allá de la reconstrucción en miniatura de una carroza, el resto del lugar no tenía mucho atractivo, más que nada porque toda la información estaba en chino… Fue una visita muy rápida.

Para concluir el recorrido fuimos al cine 360º, un gran espacio circular con pantallas que rodeaban todo el lugar. La idea estaba buena, pero el estado de mantenimiento y la calidad de la película que mostraba toda la historia de los guerreros no estaban a la altura del lugar y del precio de la entrada. Como dato interesante, en la parte que vimos del film se recreaba la construcción de los warriors donde se los veía con los colores que alguna vez tuvieron, su traslado a destino  y la triste destrucción de la gran tumba. En este caso, el relato en una voz en off estaba sólo en inglés. Algunos chinos entraban hablando entre ellos e incluso por teléfono sin respetar a los que estábamos tratando de escuchar.

Justo al costado del edificio que contenía el cine y un gift shop con precios suuuuper inflados del que salimos apabullados al comprobar que las estatuillas de guerreros costaban 10 veces más que en ciudad, descubrimos un lindo lugar con bancos y árboles –plátanos- que ofrecían una linda sombra, ideal para descansar lejos de los rayos del sol. En las inmediaciones también había sanitarios que al estar más alejados de las grandes atracciones estaban vacíos.

Un hallazgo en el exterior

Con esto concluimos nuestra visita al lugar… o eso creíamos. El camino que llevaba a la salida resultó ser diferente al que habíamos tomado para entrar. Nos dio la impresión de estar caminando por un centro comercial con puestos de souvenirs, peleterías, locales de comida rápida incluyendo un Mc Donald´s y hasta un parque con nieve artificial! Al final nos volvimos a encontrar con los puestos de granadas… que me terminaron tentando. No podíamos abandonar el lugar sin comprar una! En el primer lugar nos pidieron 5 Yn por una fruta; no sabíamos cual era el precio real, pero nos pareció demasiado. Seguimos caminando y fuimos a probar suerte en otro puesto, donde terminamos regateo mediante pagando 1 Yn. Increíble! Hay que regatear hasta para comprar una fruta!!!

Terminamos desembocando en el parking donde encontramos el micro sin dificultad. Aun había mucho lugar libre, así que pudimos elegir un asiento junto a una ventana que se abría. El calor del mediodía se hacía sentir tanto dentro como fuera del micro; esperábamos que entrara algo de vientito durante el viaje mientras comíamos nuestra granada...

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