sábado, 27 de enero de 2018

El trekking más esperado de las vacaciones: Tongariro Alpine Crossing!!!

By Sole

Martes 6 de Diciembre 2016

A las 5:45 ya estábamos levantados, listos para arrancar el día del trekking más esperado de todas las vacaciones. Ni bien puse los pies en el piso sentí la molestia de la rodilla: mala señal, se me vinieron todos los fantasmas a la cabeza. Me sentía como el protagonista de un libro de running que estuvo entrenando meses para correr la maratón de su vida y justo el día de la competencia se lesiona, pero aun así corre adolorido sin importar las consecuencias. Desde ya que la rodilla no me iba a detener; iba a caminar los 19.4 km como fuera.


Cómo nos preparamos para la aventura?

Desayunamos unos huevos revueltos con queso, tostadas y leche chocolatada, nos vendamos los dedos ampollados y zonas de roce de los pies, nos pusimos las 3 capas de ropa (remera Dri Fit, una 2° capa liviana pero con capacidad de contener el calor, y campera con algo de abrigo y cubierta windproof parcialmente impermeable), zapatillas de trekking con buena puntera, y buff en el cuello. Cargamos las mochilas con agua (la de los arroyos no se puede tomar por la presencia de minerales tóxicos y cenizas), sándwiches de queso, manzanas, frutos secos, guantes y gorros de abrigo, brújula, mapa, botiquín de montaña (gasas, vendas, cinta adhesiva y desinfectante) y botiquín general. Estábamos preparados para todo! Se pronosticaba un día parcialmente nublado con muy bajas chances de lluvia. Aún así, por las posibilidades de cambios bruscos de tiempo y la altura a la que llega la senda había que llevar ropa abrigada por más que no pareciera necesaria cuando salimos del hotel.


Hacia allá vamos!!!

A las 6:45 horas ya estábamos esperando ansiosamente al transfer. De a poco se fue formando un grupito, principalmente jóvenes de diferentes parte del mundo que no parecían llegar a los 30 años, y a las 7:00 horas ya estábamos todos en el bus.
El día estaba nublado, pero menos que la mañana anterior. Durante parte del trayecto el monte Ruapehu nos acompañó a la derecha del camino. Este es uno de los volcanes más activos de Nueva Zelanda que al tener varios picos (el más alto de 2797 metros) termina formando una gran mole de piedra sin la característica forma de volcán. Los dioses de la meteorología estaban de nuestro lado, y esa zona del horizonte estaba despejada, pudiendo observarlo en su totalidad sin las ya habituales cortinas de nubes. Gran manera de comenzar la aventura del día!!!

En 30 minutos llegamos al estacionamiento de Mangatepopo. Parecía ser horario pico! Buses, combis y autos no dejaban de llegar dejando a sus pasajeros. Antes de bajar del micro, el conductor nos entregó tarjetas con un número de contacto para avisar si no llegábamos a las 17 horas al otro extremo del sendero (se podía arreglar un pick up por $50, como alternativa a pasar la noche en la intemperie del parking), nos recomendó utilizar protector solar, no tomar agua de arroyos y lagos, y caminar con cuidado por el riesgo de lesiones de tobillos en la zonas de piedras sueltas; en caso de emergencias 111 (el 911 local).


La planificación ante todo

Cuando vamos a hacer un trekking de muchos kilómetros estimamos cuanto tiempo nos puede llevar recorrer cada parte del trayecto según las pendientes y dificultad del terreno, y de esa manera más o menos sabemos dónde vamos a hacer paradas más cortas de hidratación o más prolongadas para comer algo, y fundamentalmente sabemos si nos tenemos que apurar o no para no perder los transfers.
En este caso particular, al ser uno de los senderos más populares y por las características del lugar, grandes extensiones de terreno sin árboles que den algo de privacidad, también había que planificar donde hacer pis; fundamental tener en cuenta la ubicación de los baños!!! A saber… hay sanitarios en los parkings de la salida y la llegada, y en dos puntos del sendero a aproximadamente 1:30 horas de estos quedando un intermedio de 4 horas en los que hay que contener las ganas de hacer pipi…
Con toda esta información y la planificación de la caminata en mente, buscamos el inicio de la senda.

19,4 Km por delante!!!

A caminar!!!

A las 7:30 horas comenzamos a caminar bajo un cielo despejado que nos permitía tener una excelente vista del Ruapehu tal como lo habíamos visto desde el micro; mirar hacia el Monte Ngauruhoe que estaba justo delante se complicaba un poco más porque teníamos el enceguecedor sol de frente. “Estábamos caminando hacia el este” diría Seba.

Volcán Ruapehu

Monte Ngauruhoe

El primer sector del sendero era plano, con escasa vegetación esteparia. Un poco por la molestia en la rodilla y otro poco por la gran cantidad de gente (íbamos caminando en fila como si fuese una procesión), arrancamos a un ritmo algo menor de lo habitual. Algunos más apurados pasaban ansiosos por la derecha… tuvimos la sensación que se seguían las reglas de tránsito locales, como en el país se manejaba por izquierda todos íbamos caminando por ese lado.

Entre el sol matutino y la marcha sostenida, antes del primer kilómetro ya habíamos entrado en calor y nos sacamos las camperas. En algún momento que no puedo precisar comenzamos a ver por la izquierda un arroyito que bajaba con sus aguas claras pero con cierta turbidez.

Entre una cosa y otra, la primera hora se nos pasó rapidísimo, y fue realmente muy placentera por lo regular del terreno que estaba bastante consolidado (apenas había algunas piedras sueltas en sectores limitados), y sobretodo porque los casi 200 metros de desnivel que subimos fueron progresivos y casi ni se notaron.

A las 8:30 horas llegamos a Soda Springs, a 4,4 Km de la partida. Era uno de los puntos importantes del camino porque justamente ahí estaban los sanitarios. Teniendo en cuenta que para los siguientes faltaban a 9 km, podría decirse que es una parada obligatoria. La caravana de peatones que se había ido dispersando un poco con el avance de los kilómetros, volvía a formarse en una fila delante de los dos cubículos con pozos ciegos. Eso sí, para usarlos había que estar dispuesto a no respirar por unos minutos, su pestilencia era solo comparable a la de un baño de China.

Los más buscados en la zona!!!

Luego de la escala técnica reiniciamos la marcha junto a varias personas que llevaban distintas velocidades; a medida que fuimos avanzado se fueron redistribuyendo de acuerdo a su ritmo. La parada hizo que la rodilla, que había dejado de doler al levantar temperatura, volviera a molestar. Ya nos estábamos comenzando a entender… por unos 500 metros molestaba, al calentarse la zona el dolor desaparecía haciéndose eventualmente evidente ante la presencia de algún escalón descendente. Justo en ese momento se venía todo lo contrario: el ascenso!

Luego de unos pocos metros de terreno plano que acalló a la rodilla pasamos junto a un cartel que decía “STOP!” y detallaba algunas recomendaciones; nada que no supiéramos. Ahí comenzó el gran ascenso al South Crater… se venían varios metros de desnivel ininterrumpidos, un excelente tamizador de caminantes según su capacidad aeróbica.!!! Para hacer el asunto más fácil en la ladera de la montaña había una sucesión de escaleras y rampas.
En pocos kilómetros subimos de 1400 a 1600 y algo de metros. No voy a negar que nos incrementó bastante la frecuencia cardíaca y se nos mojaron las remeras, pero llegamos enteros, sin parar y con la frente bien alta. Al final tantas horas de spinning y natación servían para algo!!!

Al ir ganando altura, a cada paso que dábamos todo lo que habíamos dejado atrás se iba viendo más pequeño y alejado, hasta que terminamos teniendo una imagen panorámica del valle como si fuese una gran maqueta. Es ascenso estaba valiendo la pena! Si bien había gente, la cantidad era bastante menor y se podía caminar sin pisarle los tobillos a nadie.

Lo que habremos subido para ver todo tan lejano...

A pesar de la altitud, el esfuerzo físico y la resolana hicieron que sintiéramos muchísimo calor, a tal punto que quedamos en remera. Debe ser verdad que el país está cerca del agujero de la capa de ozono del polo sur, ya que por momento teníamos la sensación de estar friéndonos!!! A no olvidar el protector solar!!!



Con el Ngauruhoe a la derecha fuimos avanzando por un gran plateau lleno de piedras de color amarronado y diferentes tamaños que mi frondosa imaginación comparó con una imagen lunar…  Fue un grato descanso después de tanta trepada. A partir de acá hubo un cambio abrupto en cuanto a las características sendero que pasó a estar demarcado por postes celestes, más allá de la gruesa huella dejada por los miles de caminantes, y desaparecieron todos los rastros de los entarimados y escaleras. De hecho, el siguiente ascenso fue por pedregullo flojo, de ese que resbala y puede provocar caídas si uno no está muy bien balanceado.

Caminando por la luna

Cuando llegamos al South Crater, a unos 1659 metros de altura, apenas nos quedamos unos minutos sacando fotos; el viento y la altura hicieron que el frío comenzara a sentirse. Había llegado el momento de volver a ponernos las camperas, a las que sumamos guantes. Si bien habíamos pensado hacer una parada ahí, preferimos avanzar unos metros más y hacerla en un lugar más resguardado. Así que seguimos subiendo unos cuantos metros más, teniendo en ese sector al negro volcán Tongariro a la izquierda; estábamos tan alto que sus 1967 metros nos parecían alcanzables. Esos 300 metros de altitud y vaya uno a saber cuántos de distancia que nos separaban eran algo posible de recorrer tomando un desvío. El summit del Tongariro se veía tentador, pero no teníamos el tiempo suficiente para visitarlo.



Si bien el Tongariro llamaba la atención, el Red Crater que teníamos a la derecha competía cabeza a cabeza. La coloración rojiza de esa montaña era increíble, parecía pintada!
Continuamos abrigándonos ya que el frío cada vez se sentía más… pasé el buff al cuello y me puse el gorro de lana; ya no tenía más ropa para ponerme. Hay que estar preparado para estar a 1886 metros!!! Habíamos alcanzado el punto de mayor altura del sendero. La vegetación era casi nula, apenas había algunos pequeños ramilletes de pasto duro muy aislados. Justo ahí, en la “cima del mundo” hicimos la parada pendiente para hidratarnos y picar unas frutas secas y trocitos de zanahoria (si! Leyeron bien! Estábamos innovando en snacks saludables).

Red Crater

Tras caminar unos metros tuvimos delante una de las imágenes más icónicas del sendero: los Emerald Lakes. Esas tres lagunas tenían unos colores espectaculares que combinaban un halo externo amarillento con un centro verdoso. Un lugar increíble que sin dudas era el ideal para sentarnos a tomar mate tal como lo habíamos planificado.

Lagos Esmeralda

Pero para llegar hasta ahí teníamos que bajar… al ver la larga pendiente de pedregullo suelto que tenía delante casi entro en pánico! Mi cara lo debe haber dicho todo, porque Seba enseguida me sugirió “apoyá bien los talones con el cuerpo hacia atrás, y no te vas a caer, no pasa nada!!!”. Dicho esto, una señora que estaba a pocos metros se resbaló y cayó de espaldas (la caída fue en el lugar y apenas se dio un golpe). Excelente imagen para ganar confianza!!! Como no podía quedarme a pasar la noche y ansiaba tomar unos mates calientitos comencé a bajar, no había opción. Los primeros metros me parecieron un poco resbaladizos al pisar algunas piedras que terminaron rolando hacia abajo, pero después el asunto mejoró.

Distraída con la vista de los lagos Esmeralda, sumado al hecho que la capa de pedregullo tenía el espesor suficientemente como para hundir un poco los pies, rápidamente fuimos avanzando montaña abajo pisando con los talones como si estuviéramos bajando una duna de arena. Resultó ser más fácil, rápido y divertido de lo que imaginaba al principio. Y encima la rodilla no se había quejado!!!



Ya a nivel de los lagos, elegimos unas piedras junto a la orilla de uno de ellos e hicimos otra parada. Como íbamos bien con el tiempo –ya habíamos hecho la parte más dura en 3 horas y de seguir a ese ritmo íbamos a llegar al transfer de las 15:30 horas-, tomamos mate sin apuro en el lugar más lindo del Tongariro Alpine Crossing.

Lugar ideal para unos mates!!!

La bajada anterior nos había dejado en los 1700 metros. Desde ahí nos faltaba un pequeño ascenso de 100 metros hasta el Blue Lake y luego comenzar el largo descenso de unos 10 km.
La chatura del Central Crater les dió un respiro a las piernas para que se prepararan para la última cuesta arriba del sendero.



Tras un ascenso de varios metros que no sé cuántos fueron ni con cuanta pendiente, pero que no los recuerdo como muy traumáticos, llegamos al lago de aguas azules. Al tratarse de un lugar sagrado para los maoríes teóricamente era una falta de respeto beber o comer en los alrededores; de todas maneras, no había ningún cartel que impidiera la ingesta de alimentos y había gente comiendo. Habiendo hecho nuestra parada pocos minutos antes ni siquiera se nos ocurrió sacar comida y exponernos a algún maleficio de los primeros habitantes de la zona. Además luego de ver los lagos Esmeralda, este no nos pareció para nada impactante. Fotito y seguimos viaje.

Lago Azul

A lo lejos, entre las rocas, se comenzaban a ver y sobretodo a oler los vapores termales como los que habíamos apreciado en Rotorua; por momento el olor a yema de huevo duro era tan intenso que invadía el ambiente.

Montañas humeantes

Si bien el descenso involucró muchos kilómetros, las pendientes eran suaves y sin dificultades técnicas gracias a los entarimados y escaleras que habían regresado. Continuamos caminando tranquilos, haciendo varias paradas para fotos. Los vapores, los manchones de nieve en algunas laderas y la vista de los lagos Taupo y Rotoaira a lo lejos (muuuchos kilómetros) fueron las grandes atracciones de la zona, resaltado entre la monotonía de piedras y aislados ramilletes de pastos duros.



En el kilómetro 13 aparecieron los tan esperados toiletes de Ketetahi Hut y una aglomeración de gente que estaba haciendo su parada de comida justo ahí. Lejos de lo esperado apenas tuvimos que aguardar para usar los sanitarios. Como las inmediaciones de los baños no nos pareció el lugar más feliz para hacer un descanso, avanzamos unos metros más e hicimos una parada para hidratarnos y comer una manzana (seguíamos con las colaciones healthies).

Toiletes a la vista!!!

Cuando nos paramos la rodilla comenzó a molestar nuevamente, pero ya no me preocupaba mucho porque solo faltaban 6 kilómetros para el parking; de alguna manera íbamos a llegar antes de las 17 horas. Esta vez el dolor tardó más en desaparecer pero finalmente cesó, reapareciendo cuando faltaban 2 km. Lo recuerdo bien porque en ese punto nos metimos en un bosquecito húmedo tras haber caminado el trecho anterior entre arbustos achaparrados. El cambio de ambiente había sido tan súbito como la reaparición del dolor. A medida que avanzamos y continuamos bajando, fue aumentando aún más la humedad y con eso la vegetación, terminando en un paisaje muy parecido al de los días previos lleno de helechos y líquenes en árboles que en algunos casos hacían que los troncos duplicasen su diámetro.


Un kilómetro y algo antes de llegar al estacionamiento, en un sector que debía ser el punto más bajo del valle, nos llamó la atención un cartel que decía “You are entering a 700 m HIGHER RISK LAHAR HAZARD ZONE. Move quickly through. No stopping”. Chan! Sin saber que era un lahar lo imaginamos como un mar de lava… y muy lejos de su definición no estuvimos “flujo de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas de volcanes”.

No hace falta decir más...

Poniéndonos en las manos de todos los dioses conocidos fuimos avanzando sin detenernos por el camino que a ese sector se transformaba en un entarimado. A pesar de la humedad ambiente y la presencia de un arroyo, que por momento pasó por debajo nuestro, la vegetación era mucho más escasa que en la zona anterior; nos preguntamos si se debía a que cada tanto el lahar destruía todo a su paso o si alguna sustancia había dejado la zona menos fértil. Recorrimos los 700 metros tan rápido que llegamos a dudar que esa extensión fuese cierta.

En los últimos metros del sendero había un desvío a una cascada, pequeña pero simpática. Si están con tiempo de sobra vale la pena visitarla.



Una hora y media después de haber dejado atrás Ketetahi hut llegamos al parking enteros y sin dolores!!! El trekking había sido un éxito!!! Más no podíamos pedir!!!

Objetivo superado!!! Ahora a recuperarnos...

A veces debo tener demasiada imaginación… el parador que estaba frente al estacionamiento distaba mucho de lo que esperaba. Apena consistía en un entarimado de madera abierto, semitechado, y un par (exactamente dos) baños… No sé si existe alguna restricción en cuanto a la explotación económica de la zona, pero… hay algún lugar mejor que ese para poner un puesto que venda agua y helados en verano, y bebidas calientes con bollerías en invierno?  Como nosotros había mucha gente que esperaba sentada bajo los rayos intermitentes de sol (estaba parcialmente nublado y según iban moviéndose las nubes el sol aparecía y desaparecía) la llegada de sus shuttles.

Caminante en patas. Aclaración: ese pie no es nuestro.

Habiendo llegado a las 14:00 hs, teníamos 1:30 horas de espera… como primera medida elongamos (queríamos poder caminar al día siguiente), engullimos todos los alimentos que nos quedaban, recorrimos el lugar y nos sentamos a hacer lo único que quedaba por hacer: esperar. Qué felicidad cuando vimos llegar puntualmente al bus!!! Estimo que fue una alegría compartida, porque antes de que estacionara todos los pasajeros ya estábamos parados junto a la puerta.
En 30 minutos estábamos en el hotel. Teníamos lo que quedaba de tarde para descansar, bañarnos y programar la cena. 


Una merecida cena

Bajo los rayos del sol, a las 18 horas nos fuimos a cenar. El elegido de la noche había sido “Schnapps”, un lugar que ofrecía cerveza y algunos platos calientes, en un ambiente muy relajado con reminiscencias de rutero. Pedimos unas patas de corderos con puré de papa y batata, un tradicional fish & chips con ensalada, cerveza y agua.

En menos de 20 minutos llegó el pedido… en un plato una montaña de puré, rodeada de salsa, y encima las dos patas de cordero, y en el otro una base de papas fritas, ensalada donde predominaba el repollo colorado y sobre esto tres filetes de pescado a la romana. Dos porciones más que generosas!!! Los platos estaban tan llenos que tuvimos que pedir un plato extra para apoyar parte de la comida y poder comer más cómodos. Estuvo todo tan rico que no quedó nada!!!

A recuperar energías!!!

A las siete y algo de la tarde salimos de cenar; el sol no había terminado de ponerse.
Aprovechamos el rato antes de dormir para escribir un rato, ver algo de televisión local y acomodar las valijas de modo que quedaran listas para el vuelo a Queenstown que iba a ser 2 días después. Concluidas las actividades nos fuimos a dormir!!!


Conclusiones del Tongariro Alpine Crossing:


  • Es fundamental planificar la caminata teniendo en cuenta las distancias, desniveles, características del terreno y capacidad física personal.
  • Es recomendable llevar varias capas de ropa para ponerse y sacarse según necesidad. El tiempo puede cambiar a lo largo del camino y se alcanza bastante altura, en los puntos más altos suele hacer varios grados menos que en las zonas más bajas. No olvidar el protector solar.
  • Hay que llevar agua y comida para todo el día. No hay negocios en los parkings de salida y llegada, por lo que sólo van a contar con lo que tengan en las mochilas. Recuerden traer de regreso toda la basura que generen!!!
  • Nuestro lugar ideal para descansar y comer algo: Lagos Esmeralda.
  • Con constancia y determinación se completa sin problemas. Requiere un poco de esfuerzo en las subidas, pero no tiene gran dificultad técnica.

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